Son
1150 en toda la provincia. Cobran 2400 pesos por mes y están obligados a
realizar todo tipo de tareas, y hasta a asistir a actos partidarios. No tienen
aguinaldo ni obra social familiar. “Nos usan para tapar los agujeros de la
falta de recursos humanos en los hospitales. Cubrimos licencias de enfermería, hacemos tareas administrativas y nos nos pagan extra por eso. Es una explotación absoluta”
aseguran. La necesidad de la organización sindical del sector.
(Prensa ATE Misiones). Ningún
trabajador de la Salud Pública en toda la República Argentina tiene un salario
inferior al que perciben los promotores de Salud dependientes del Ministerio de
Salud Pública de la Provincia de Misiones, quienes actualmente tienen un
“sueldo” de 2400 pesos por tareas que en teoría deberían ser de cuatro horas
diarias pero que dada la fuerte explotación laboral que pesa sobre el sector,
llega a ser hasta de diez o doce horas diarias.
Esta
remuneración- que equivale a 30 pesos por hora de trabajo- y representa apenas
un tercio del Salario Mínimo Vital y Móvil y menos de una quinta parte de lo
que necesita un hogar para acceder a la Canasta de Consumos Mínimos establecida
por la Junta Interna de ATE INDEC en un reciente ejercicio técnico. Además de
salarios de hambre, el sector padece una fuerte precarización laboral,
sobrecarga horaria, asignación de tareas impropias, falta de indumentaria e
insumos suficientes y persecución laboral para evitar la organización
colectiva.
Como
parte del relevamiento en temas de Salud Pública desde la perspectiva de los
trabajadores que iniciamos en ATE Misiones, investigamos la realidad actual de
los Promotores de Salud y dialogamos con trabajadores del sector que se
desempeñan en distintos puntos de la provincia.
Origen y arquitectura de la
precarización
En
2005, el Ministerio de Salud Pública de la Provincia de Misiones implementó la
figura del “promotor de salud”, bajo una concepción que desde el vamos negó la
condición de trabajadores al sector. Bajo la excusa de desplegar una estrategia
de formación y capacitación, el Estado provincial incorporó una masa laboral
que hoy alcanza las 1150 personas, consideradas “becarias”. Desde esta figura
engañosa, se ejecutaron y ejecutan verdaderas calamidades laborales contra los
promotores de Salud. La primera
injusticia que remarcan es salarial. “Yo hace diez años soy promotora de salud.
Como a todos, nos prometieron que nos iban a pasar a planta permanente. Pero eso
nunca pasó, son muy poquitos los que pasan. El resto trabajamos entre siete y
diez horas por día por un sueldito que hoy de 2400 pesos, sin aguinaldo” cuenta
una promotora de la zona sur. Su caso se
repica de a cientos. Trabajadoras que trabajan por sueldos miserables, en
contextos complejos, a la espera del cumplimiento de promesas de estabilidad
laboral que nunca se concretan.
La
gran cantidad de trabajadores que se mantienen dentro del sistema de beca,
contradice incluso el marco normativo –Programa de Formación de Agentes
Sanitarios- que determina la necesidad de incorporar a los promotores a un
régimen más digno. “Muchos nos formamos, nos capacitamos, incluso hay quienes
están en la universidad, pero pasan los años y nos siguen explotando y pagando
como becarios cuando claramente somos trabajadores de Salud Pública” indica un
promotor.
Un régimen de explotación que se
profundiza
En
teoría, un promotor de salud debiera realizar tareas durante cuatro horas por
día, cinco veces a la semana. Dos de estas horas diarias debe desempeñarse en
tareas específicas- que no debieran ser la de enfermería u administrativas- en
hospitales o Centros de Atención Primaria y las dos restantes en “terreno”, es
decir, en interacción con la comunidad en los barrios o colonias.
Sin
embargo, la acuciante y dramática falta de personal que se evidencia en todos
los ámbitos de la Salud Pública Provincial, desvirtuó de tal manera la carga
horaria y las tareas de los promotores de salud, hasta alcanzar un régimen de
explotación laboral que según detallan los trabajadores consultados, se viene
profundizando cada vez más. “Con toda claridad señalamos que lo que Salud
Pública está haciendo es usar a los promotores de salud para tapar los agujeros
que tienen los hospitales y CAPS por falta de personal. Nos mandan a hacer
trabajos de enfermería, cubrir licencias de enfermeras sin que nos paguen por
eso, hay compañeras que hacen Inmunizaciones y muchas que hacemos tareas
administrativas cuando eso no es lo que corresponde. Todas estamos destinadas a
hacer cosas que no tienen que ver con lo que establece el régimen sino a cubrir
huecos. Por eso, esto se fue convirtiendo en un régimen de explotación. Todos
los días se supera las cuatro horas establecidas y eso no se reconoce”
advierten los trabajadores.
Aunque
el propio Ministerio de Salud Pública en su página oficial establece que los
promotores “se han convertido en el eje
principal de la Atención Primaria de la Salud en Misiones y, sobre todo, en el
nexo real entre el Estado y la Comunidad”, el desapego de la cartera sanitaria
para con las condiciones decentes de trabajo no se limita a la cuestión
salarial y a las formas de contratación. Además, los promotores padecen la
falta de indumentaria adecuada y de insumos básicos para el desarrollo de su
tarea. “Tenemos compañeras que tienen que andar por las picadas en alpargatas
por falta de un buen borceguí o un calzado adecuado. Lo único que nos dan es
una chaquetilla que ni bolsillos tienen. Hay promotoras que se mandan a hacer
su propia camisilla con bolsillo, y que se tienen que comprar su propia
conservadora para transportar vacunas porque ni eso tienen varias de las
promotoras. Muchas veces faltan insumos básicos pero nos mandan a trabajar
igual” denuncian desde el sector.
Uso partidario y persecución
A
la sobrecarga horaria por asignación de tareas impropias que afecta a los
promotores de salud de Misiones, se le suma una obligatoriedad que realmente
lesiona la dignidad de estos trabajadores. “Nos obligan a ir a cada acto
político, a cada acto de campaña, a inauguraciones, a ir a aplaudir a los
políticos de la Renovación. Eso no es parte de ninguna capacitación ni de
nuestro trabajo pero al que no va le sacan el sueldo o le amenazan con echarle.
Nos usan para hacer número” indican.
Por
otro lado, y ante un decidido intento de
organización colectiva del sector, hay trabajadoras que vienen recibiendo el
hostigamiento de autoridades. “Queremos organizarnos, queremos agremiarnos y
luchar por lo que nos corresponde y lo vamos a hacer. Pero estamos recibiendo
amenazas, presiones. Ellos no quieren saber nada que nos organicemos porque
saben que si nos organizamos vamos a luchar para terminar con esta explotación.
Somos el sector más explotado en la provincia y el país. Y queremos cambiar eso”
aseguran.
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