Días atrás, el gobierno nacional lanzó la Cobertura Universal de Salud (CUS). Reproducimos ante ello, el informe de la Agencia de Noticias de ATE Misiones publicado en mayo, en ocasión de la disertación en la sede de ATE en Posadas del Investigador Luis Migueles, uno de los referentes de la Campaña Nacional contra la Cobertura Universal de la Salud (CUS) e integrante del Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP)
La disertación de Migueles estuvo focalizada en explicar los
orígenes y las implicancias de la llamada Cobertura Universal de la Salud (CUS)
ante un auditorio compuesto por trabajadores de la Salud y militantes de ATE
provenientes de diversos rincones de la provincia.
A lo largo de su exposición, el médico brindó detalles
clarificadores acerca de una iniciativa que se configura como “el Caballo de
Troya para un nuevo avance del mercado sobre la salud pública en Argentina”.
Antecedentes e historia
En una primera instancia, Migueles se refirió a los
antecedentes del concepto Cobertura Universal de la Salud. “El concepto de
Cobertura Universal de Salud (CUS) se inscribe en una tradición que se remonta
en su origen a la segunda posguerra y más específicamente a la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre. En la Declaración de Alma Ata (1978) la
OMS y los países que suscriben realizan una nueva definición política cuando
enuncian en el artículo 5: la atención primaria de salud es la clave para
alcanzar esa meta como parte del desarrollo conforme al espíritu de la justicia
social”; en el artículo 6 define a la APS como la asistencia sanitaria esencial
basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y
socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de
la comunidad, mediante su plena participación, y a un coste que la comunidad y
el país puedan soportar. A partir de ese momento la idea de “asistencia
sanitaria esencial” y la de “prestaciones básicas” serán parte crucial de todos
los documentos de la OMS sobre cobertura de salud” precisó el médico.
Migueles observó que esta postura, “evidentemente, es un
gran retroceso respecto de las declaraciones originales de la OMS, que
priorizan el “grado máximo de salud”.
Luego explicó el modo en que a lo largo de las décadas
posteriores, diversos enunciados de igual contenido semántico acompañados de
acuerdos internacionales para su ejecución recorrieron ese camino marcado por
las frustraciones. Así, la Atención Primaria de la Salud (APS) fue seguida de
los Sistemas Locales de Salud (SILOS), las Redes Integradas de Servicios de
Salud (RISS), y como componente de propuestas multisectoriales, la salud ha
formado parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de los Objetivos
de Desarrollo Sustentable (ODS). Sostiene Migueles: “En esa línea de proyectos
se encuentra ya desde el año 2010 de manera programática para la OMS, pero
puesto en la agenda política por el actual gobierno argentino, la CUS. Puede
leerse entonces a la CUS como la voz que hereda la tradición de las
prestaciones básicas de la APS a partir de 1978 y las propuestas que la
sucedieron”.
En este sentido, para Migueles es importante señalar “ la
profunda contradicción que existe en el concepto de prestaciones básicas que la
CUS tiene como uno de sus principios, y el derecho al grado máximo de salud de
todos los ciudadanos, establecido en la Constitución de la OMS, ya que la OMS
parece haber claudicado a partir de 1978 de sus principios iniciales, aduciendo
a limitaciones económicas, aquello que en realidad se debe al juego político en
la distribución de los recursos; de esta forma se tiende a acrecentar las
fuerzas estratificantes del modo de producción capitalista”.
La CUS en la Argentina
“Las medidas que el gobierno nacional va perfilando con el
apelativo de CUS tienen precisamente una dirección inversa. No se concentran
fondos de fuentes distintas, sino que se transfiere por única vez un monto
acotado (8000 millones de pesos, aproximadamente 2% del gasto total en salud)
del Fondo de Redistribución Solidario (FRS), desde la seguridad social nacional
al sistema público. Y no se evitan los pagos de bolsillo sino que más bien se
los fomenta, si como parece ser según algunas interpretaciones, la cobertura de
medicamentos para pacientes del sector público será de un porcentaje y no de la
totalidad. De manera que aquello que el gobierno llama CUS, no lo es según los
propios parámetros de la OMS” señaló el doctor Migueles.
“No se toma lo bueno de la propuesta de la OMS. Pero sí lo
malo, que es la idea de “canasta básica” agregó.
El pasado 2 de agosto de 2016 el presidente Macri y veinte
de sus ministros entre quienes se incluye el Ministro de Salud Jorge Lemus,
firman el Decreto de Necesidad y Urgencia 908/2016 que lleva por título
“COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD” y por subtítulo “Fondo Solidario de
Redistribución”.
En el artículo 2 se destinan 8000 millones de pesos por
única vez al financiamiento de la CUS. Se trata de una suma tan exigua
-constituye solo 2% del gasto total en salud- que puede afirmarse sin temor al
error que solo tiene un valor simbólico. Esto representa un monto de $ 533 por
beneficiario (sobre la base de 15 millones si consideramos la subpoblación de
cobertura estatal exclusiva), o de $ 195 por beneficiario, si tomamos como base
a los 41 millones de argentinos, teniendo en cuenta que se trataría de un
programa universal. Como agravante, llama la atención que no está prevista la
fuente de financiamiento a posteriori de que ese monto se agote.
Migueles subrayó que el decreto muestra las siguientes
falencias: “El decreto muestra las siguientes falencias: “Falta de
justificación sobre su necesidad y urgencia. Es cuestionable utilizar recurso
financiero del SNOS para financiar sector público. Los fondos destinados a la
CUS son insignificantes, en relación al gasto total en salud de Argentina.
Insuficiencia del financiamiento previsto para cumplir con las finalidades de
la CUS que establece el decreto. Falta de precisiones sobre los criterios para
determinar la distribución del monto destinado a la CUS. El directorio que toma
las decisiones está conformado por cuatro directores vinculados al SNOS (dos de
la SSS y dos de la CGT) y solo dos directores del Ministerio de Salud de la
Nación. Las provincias no están representadas”.
Consecuencias
El doctor Migueles se refirió luego a los efectos concretos
de la CUS en nuestro país a solo 9 meses de su implementación. “Remediar, un
programa que con crédito del BID se ejecutaba desde 2002, cesó en sus funciones
a partir de enero de 2017. Este programa se creó en el marco de una emergencia
social en febrero del 2002 durante el gobierno de Eduardo Duhalde, que
reestructura créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) derivando
recursos para garantizar el acceso gratuito de medicamentos ambulatorios a la
población por debajo de la línea de pobreza y sin seguridad social. La
provisión de medicamentos esenciales ambulatorios se efectuaba a través del
suministro de botiquines a los Centros de Salud de todo el país. La estimación
oficial es que este programa cubría una demanda superior al 70% de enfermedades
por las que se consultas en la Atención Primaria de Salud (APS)” informó.
“La estrategia o como gusta expresar la actual conducción
sanitaria nacional, la “política sustantiva” de la CUS tal como el Ministerio
nacional la concibe, colisiona con las ideas de quienes creemos que hace falta
afianzar sistemas universales de salud que aseguren equidad, integralidad y
gratuidad, para el ejercicio pleno de un derecho ciudadano garantizado por el
Estado, tal como manda nuestra Constitución Nacional” añadió el investigador.
Propuestas
A modo de desafío y propuesta, Migueles sostiene que se hace
necesario “pensar al concepto de la CUS como un terreno de discusión en el que se
confrontan intereses de clases, de grupos, de sectores. En el caso de la
Argentina 2016, sectores sindicales, el gobierno, los sectores vulnerables, los
trabajadores de la salud, el complejo médico-industrial, son al menos algunos
de los grupos que disputarán el sentido que se da a la CUS”.
Entiende el médico que es preciso “Reinstalar la necesidad
de una política de salud que quede plasmada en una Ley nacional de salud,
contemplando las propuestas más inclusivas e igualitarias de los proyectos ya
existentes. Dada la actual composición del congreso y la forma en que la
llamada oposición está votando muchas veces (junto con el oficialismo), creo
dudosa la oportunidad de discutir la ley en este momento”.
Para ello, finalizó el médico, se vuelve imprescindible
“Discutir el concepto de CUS en ese marco general de política sanitaria,
marcando la contradicción entre la noción de prestaciones básicas y el derecho
al más alto grado de salud de todos los ciudadanos, para recuperar el objetivo
original de la OMS, que coincide con el Derecho Internacional de Derechos
Humanos”.
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