domingo, 8 de octubre de 2017

“La CUS es el Caballo de Troya para un nuevo avance del mercado sobre la salud pública en Argentina”

Días atrás,  el gobierno nacional lanzó la Cobertura Universal de Salud (CUS). Reproducimos ante ello, el informe de la Agencia de Noticias de ATE Misiones publicado en mayo, en ocasión de la disertación en la sede de ATE en Posadas del Investigador Luis Migueles, uno de los referentes de la Campaña Nacional contra la Cobertura Universal de la Salud (CUS) e integrante del Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP) 




Luis Migueles es médico sanitarista, investigador del Instituto de Estudios sobre Estado y Participación (IDEP) y uno de los referentes de la Campaña Nacional contra la Cobertura Universal de la Salud (CUS). Invitado por el Consejo Directivo Provincial de ATE Misiones, Migueles expuso en la Asamblea Provincial de Trabajadores de la Salud Pública que se llevó a cabo en la sede central del gremio de los estatales, el miércoles 17 de mayo.

La disertación de Migueles estuvo focalizada en explicar los orígenes y las implicancias de la llamada Cobertura Universal de la Salud (CUS) ante un auditorio compuesto por trabajadores de la Salud y militantes de ATE provenientes de diversos rincones de la provincia.

A lo largo de su exposición, el médico brindó detalles clarificadores acerca de una iniciativa que se configura como “el Caballo de Troya para un nuevo avance del mercado sobre la salud pública en Argentina”.

Antecedentes e historia
En una primera instancia, Migueles se refirió a los antecedentes del concepto Cobertura Universal de la Salud. “El concepto de Cobertura Universal de Salud (CUS) se inscribe en una tradición que se remonta en su origen a la segunda posguerra y más específicamente a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. En la Declaración de Alma Ata (1978) la OMS y los países que suscriben realizan una nueva definición política cuando enuncian en el artículo 5: la atención primaria de salud es la clave para alcanzar esa meta como parte del desarrollo conforme al espíritu de la justicia social”; en el artículo 6 define a la APS como la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad, mediante su plena participación, y a un coste que la comunidad y el país puedan soportar. A partir de ese momento la idea de “asistencia sanitaria esencial” y la de “prestaciones básicas” serán parte crucial de todos los documentos de la OMS sobre cobertura de salud” precisó el médico.
Migueles observó que esta postura, “evidentemente, es un gran retroceso respecto de las declaraciones originales de la OMS, que priorizan el “grado máximo de salud”.
Luego explicó el modo en que a lo largo de las décadas posteriores, diversos enunciados de igual contenido semántico acompañados de acuerdos internacionales para su ejecución recorrieron ese camino marcado por las frustraciones. Así, la Atención Primaria de la Salud (APS) fue seguida de los Sistemas Locales de Salud (SILOS), las Redes Integradas de Servicios de Salud (RISS), y como componente de propuestas multisectoriales, la salud ha formado parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS). Sostiene Migueles: “En esa línea de proyectos se encuentra ya desde el año 2010 de manera programática para la OMS, pero puesto en la agenda política por el actual gobierno argentino, la CUS. Puede leerse entonces a la CUS como la voz que hereda la tradición de las prestaciones básicas de la APS a partir de 1978 y las propuestas que la sucedieron”.

En este sentido, para Migueles es importante señalar “ la profunda contradicción que existe en el concepto de prestaciones básicas que la CUS tiene como uno de sus principios, y el derecho al grado máximo de salud de todos los ciudadanos, establecido en la Constitución de la OMS, ya que la OMS parece haber claudicado a partir de 1978 de sus principios iniciales, aduciendo a limitaciones económicas, aquello que en realidad se debe al juego político en la distribución de los recursos; de esta forma se tiende a acrecentar las fuerzas estratificantes del modo de producción capitalista”.

La CUS en la Argentina
“Las medidas que el gobierno nacional va perfilando con el apelativo de CUS tienen precisamente una dirección inversa. No se concentran fondos de fuentes distintas, sino que se transfiere por única vez un monto acotado (8000 millones de pesos, aproximadamente 2% del gasto total en salud) del Fondo de Redistribución Solidario (FRS), desde la seguridad social nacional al sistema público. Y no se evitan los pagos de bolsillo sino que más bien se los fomenta, si como parece ser según algunas interpretaciones, la cobertura de medicamentos para pacientes del sector público será de un porcentaje y no de la totalidad. De manera que aquello que el gobierno llama CUS, no lo es según los propios parámetros de la OMS” señaló el doctor Migueles.
“No se toma lo bueno de la propuesta de la OMS. Pero sí lo malo, que es la idea de “canasta básica” agregó.
El pasado 2 de agosto de 2016 el presidente Macri y veinte de sus ministros entre quienes se incluye el Ministro de Salud Jorge Lemus, firman el Decreto de Necesidad y Urgencia 908/2016 que lleva por título “COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD” y por subtítulo “Fondo Solidario de Redistribución”.
En el artículo 2 se destinan 8000 millones de pesos por única vez al financiamiento de la CUS. Se trata de una suma tan exigua -constituye solo 2% del gasto total en salud- que puede afirmarse sin temor al error que solo tiene un valor simbólico. Esto representa un monto de $ 533 por beneficiario (sobre la base de 15 millones si consideramos la subpoblación de cobertura estatal exclusiva), o de $ 195 por beneficiario, si tomamos como base a los 41 millones de argentinos, teniendo en cuenta que se trataría de un programa universal. Como agravante, llama la atención que no está prevista la fuente de financiamiento a posteriori de que ese monto se agote.
Migueles subrayó que el decreto muestra las siguientes falencias: “El decreto muestra las siguientes falencias: “Falta de justificación sobre su necesidad y urgencia. Es cuestionable utilizar recurso financiero del SNOS para financiar sector público. Los fondos destinados a la CUS son insignificantes, en relación al gasto total en salud de Argentina. Insuficiencia del financiamiento previsto para cumplir con las finalidades de la CUS que establece el decreto. Falta de precisiones sobre los criterios para determinar la distribución del monto destinado a la CUS. El directorio que toma las decisiones está conformado por cuatro directores vinculados al SNOS (dos de la SSS y dos de la CGT) y solo dos directores del Ministerio de Salud de la Nación. Las provincias no están representadas”.

Consecuencias
El doctor Migueles se refirió luego a los efectos concretos de la CUS en nuestro país a solo 9 meses de su implementación. “Remediar, un programa que con crédito del BID se ejecutaba desde 2002, cesó en sus funciones a partir de enero de 2017. Este programa se creó en el marco de una emergencia social en febrero del 2002 durante el gobierno de Eduardo Duhalde, que reestructura créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) derivando recursos para garantizar el acceso gratuito de medicamentos ambulatorios a la población por debajo de la línea de pobreza y sin seguridad social. La provisión de medicamentos esenciales ambulatorios se efectuaba a través del suministro de botiquines a los Centros de Salud de todo el país. La estimación oficial es que este programa cubría una demanda superior al 70% de enfermedades por las que se consultas en la Atención Primaria de Salud (APS)” informó.
“La estrategia o como gusta expresar la actual conducción sanitaria nacional, la “política sustantiva” de la CUS tal como el Ministerio nacional la concibe, colisiona con las ideas de quienes creemos que hace falta afianzar sistemas universales de salud que aseguren equidad, integralidad y gratuidad, para el ejercicio pleno de un derecho ciudadano garantizado por el Estado, tal como manda nuestra Constitución Nacional” añadió el investigador.

Propuestas
A modo de desafío y propuesta, Migueles sostiene que se hace necesario “pensar al concepto de la CUS como un terreno de discusión en el que se confrontan intereses de clases, de grupos, de sectores. En el caso de la Argentina 2016, sectores sindicales, el gobierno, los sectores vulnerables, los trabajadores de la salud, el complejo médico-industrial, son al menos algunos de los grupos que disputarán el sentido que se da a la CUS”.
Entiende el médico que es preciso “Reinstalar la necesidad de una política de salud que quede plasmada en una Ley nacional de salud, contemplando las propuestas más inclusivas e igualitarias de los proyectos ya existentes. Dada la actual composición del congreso y la forma en que la llamada oposición está votando muchas veces (junto con el oficialismo), creo dudosa la oportunidad de discutir la ley en este momento”.

Para ello, finalizó el médico, se vuelve imprescindible “Discutir el concepto de CUS en ese marco general de política sanitaria, marcando la contradicción entre la noción de prestaciones básicas y el derecho al más alto grado de salud de todos los ciudadanos, para recuperar el objetivo original de la OMS, que coincide con el Derecho Internacional de Derechos Humanos”.

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