(Agencia de
Noticias ATE Misiones). Los despidos tienen rostro. Cuando el Estado deja sin
trabajo a alguien, le está retaceando derechos a la ciudadanía, porque la labor
de los estatales, es justamente, garantía del cumplimiento de esos derechos. En
el caso de los casi 600 despidos en la Secretaría de Agricultura Familiar, esta
supresión de derechos afecta de lleno a las poblaciones campesinas e indígenas
expuestas a mayor vulnerabilidad. Al echar- sin criterio alguno-a las y los
técnicos de la SAF, lo que el Estado hace es abandonar a su suerte a las
comunidades y organizaciones de la ruralidad profunda, que gracias al trabajo
de quiénes hoy quedan en la calle, pudieron consumar sus esfuerzos y
conocimientos en avances productivos concretos y sustanciales.
Los despidos
buscan borrar historias imborrables. Laura Brusca es Ingeniera Agrónoma,
egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Vive en Misiones hace 15
años y trabaja en la Secretaría de Agricultura Familiar. Hace unos días,
recibió en Eldorado su telegrama de despido. Hoy se encuentra junto a tantas
otras compañeras y compañeros, luchando en la permanencia pacífica del ex
Ministerio de Agroindustria.
En la SAF, Laura siempre trabajó en pos del fortalecimiento
de las organizaciones de pqueños productores del norte misionero. “Debido a mi
profesión, siempre estuve abocada a
tareas socio organizativas, productivas, y estuve trabajando con la
organización productores Unidos de Santiago de Liniers (PUSALI)” explica la
ingeniera.
La organización
que menciona Laura Brusca se conformó en 2006 a partir de proyectos del Programa Social Agropecuario (PSA), destinado
a pequeños productores para fortalecer la producción de autoconsumo y
excedentes para la venta. El trabajo de formación y acompañamiento llevado
adelante por parte de los técnicos fue fundamental.
“Hemos tenido
muchos logros, mucha trayectoria, se viene trabajando permanentemente con procesos
organizativos, en comisiones de producción, comercialización, organización;
hemos logrado pasar de procesos de autoconsumo a la comercialización. Hoy en
días las familias productoras están participando de diversos espacios de venta
de sus producciones. Paralelamente se impulsó la Red de Consumidores
Responsables, para que haya clientes interesados en adquirir los productos de
la Agricultura Familiar. Así las organizaciones fueron creciendo y fortaleciéndose”
indica Brusca.
“Todas las
organizaciones con las que trabajamos tienen un nutrido crecimiento, sin
embargo nosotros los despedidos nunca tuvimos evaluación de rendimiento. Estos
despidos son simplemente una forma de disciplinar a quienes estamos comprometidos
con las organizaciones de pequeños productores. No es casual que esto pase
cuando la Sociedad Rural es la que está manejando Agroindustria. Estos despidos
son una clara muestra de la intencionalidad política de destruir la Agricultura
Familiar. Quieren llevar el capitalismo en todas sus expresiones al campo. Quieren
un campo enteramente al servicio del capitalismo. Aquí en Misiones ya sufrimos
el monocultivo de pino y ahora quieren imponer el maíz transgénico a gran
escala. Y los productores se dan cuenta de ello y por eso se suman a la lucha con
nosotros, porque creen en el cuidado de los recursos, de la personas, de los
alimentos. Por eso esta lucha es de todos y la vamos a ganar”.
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